lunes, 18 de marzo de 2013

Tres años en Etiopía



Desde hace más de tres años Red Deporte y Cooperación (RDC) lleva realizando proyectos en Etiopía. Este año, pese al actual contexto desfavorable para la cooperación, no podía ser menos. 

Actualmente nos encontramos en tres fases distintas para tres proyectos diferentes, todos en la temática del desarrollo rural y la seguridad alimentaria, tal y como marcan las prioridades de la Cooperación Española (AECID) para Etiopía.


En primer lugar, el pasado mes de junio finalizamos un proyecto en la región de Tigray (Mesanu), del que se ha logrado beneficiar a más de 1.500 personas. Este proyecto ha permitido irrigar 200 hectáreas de tierras, mejorando la producción agrícola y seguridad alimentaria para la familia.

En segundo lugar, estamos identificando un nuevo proyecto que busca crear nuevas actividades generadoras de ingresos para 300 familias. Esto se haría por medio de la capacitación, equipamiento y distribución de insumos para la producción de frutas de temporada (manzana) y apicultura para mujeres cabeza de familia. Este proyecto, que está en su fase más incipiente, pretende además promover el diálogo y buena convivencia entre etíopes de diferentes regiones, puesto que los beneficiarios y las contrapartes pertenecen a las regiones fronterizas de Oromiya y Amhara.

Por último, RDC está implementando un proyecto de seguridad alimentaria cuya principal actividad, en la que estamos trabajando más intensamente estos últimos días, es la desviación del río (construcción de un azud). Esta represa se encargará de desviar el caudal del río, y llevar agua para irrigación a 105 familias de los municipios de Mesanu, Agulae y Meheberewinie.


En este último proyecto nos vamos a centrar hoy para destacar la gran labor de colaboración que están desarrollando todos los actores implicados en el logro del éxito del proyecto.


Queremos destacar a modo de homenaje y en señal de agradecimiento, la estrecha colaboración que desde el principio hemos tenido con nuestras dos contrapartes, la Escuela de Agricultura de Wukro - St. Mary’s College y el gobierno local de la Wereda de Kilte Awlaelo - Oficina de Recursos Hídricos. Desde el comienzo, uno de los aspectos más atractivos de nuestro proyecto para la AECID fue el reto que suponía trabajar con dos contrapartes simultáneamente y sobre todo que una fuera la administración local y no una ONG. En RDC quisimos asumir el reto y no podríamos estar más satisfechos del buen hacer y la predisposición de nuestros socios en terreno.



Muestra de dicha colaboración y coordinación es la visita a terreno de hoy, en donde el ingeniero voluntario de RDC, Benito López, junto con tres ingenieros de ambas contrapartes que han realizado las primeras mediciones para que el proyecto pueda dar comienzo en breves semanas. Junto a los técnicos, hay que destacar la presencia en la visita de Angel Olarán, director de la Escuela de Agricultura y sacerdote español de admirable trayectoria en África dentro de la orden de los Padres Blancos, el coordinador de programa Efrem Gidey y del proyecto, Mulu Haftu, así como la coordinadora expatriada en terreno de RDC.

Pero no todo son técnicos e ingenieros en nuestro proyecto. Nada de esto sería posible si no fuera por la positiva actitud y ganas de trabajar de los beneficiarios. En Agulae, por donde pasa el río, la vida social gira alrededor de este bien preciado tan escaso en las secas tierras del Tigray. Los niños juegan en su transcurrir, las mujeres lavan la ropa (desafortunadamente aún no podemos decir que los hombres participen en este aspecto), los animales beben de él y los hombres se lavan al volver después de una dura jornada de trabajo en el campo.

En los últimos tiempos estas mismas familias de agricultores tienen un motivo más para trabajar con ahínco. Saben que se les va a dar capacitaciones, plantas de semillero, se va a establecer una cooperativa de mujeres y se les va a facilitar el acceso a agua del río a través de canales de riego para sus campos. Esto ha dinamizado a la comunidad: movilizados y organizados de manera admirable, los beneficiarios recogen piedras en cadena, que van acumulando en montones que posteriormente el constructor recogerá y usará para los muros de contención y la estructura del azud. Asimismo, esta contribución local de inestimable valor, será la base para la construcción de los canales que a lo largo de 1 kilómetro regarán los campos de agricultores sedientos de participar en su propio proceso de cambio. 

Este artículo es también un homenaje a todos aquellos  niños y niñas, hombres y mujeres, personas anónimas en definitiva que día a día contribuyen en el buen hacer de nuestra Fundación y que hacen que la cooperación siga siendo un sector por el que luchar, pase lo que pase. 


Marta es coordinadora de proyectos de RDC en Etiopía.


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